sábado, 25 de abril de 2015

10. La Historia Interminable - Michael Ende.

1. Las pasiones humanas son un misterio, y a los niños les pasa lo mismo que a los mayores. Los que se dejan llevar por ellas no pueden explicárselas, y los que no las han vivido no pueden comprenderlas. Hay hombres que se juegan la vida para subir a una montaña. Nadie, ni siquiera ellos, puede explicar realmente por qué. Otros se arruinan para conquistar el corazón de una persona que no quiere saber nada de ellos. Otros se destruyen a sí mismos por no saber resistir los placeres de la mesa... o de la botella. Algunos pierden cuanto tienen para ganar en un juego de azar, o lo sacrifican todo a una idea fija que jamás podrá realizarse. Unos cuantos creen que sólo serán felices en algún lugar distinto, y recorren el mundo durante toda su vida. Y unos pocos no descansan hasta que consiguen ser poderosos. En resumen: hay tantas pasiones distintas como hombres distintos hay.
La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros. Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido...
Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá comprender probablemente lo que Bastián hizo entonces.
Miró fijamente el título del libro y sintió frío y calor a un tiempo. Eso era, exactamente, lo que había soñado tan a menudo y lo que, desde que se había entregado a su pasión, venía deseando: ¡Una historia que no acabase nunca! ¡El libro de todos los libros!
2. "«Me gustaría saber», se dijo, «qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado. Naturalmente, dentro hay sólo letras impresas sobre el papel, pero sin embargo... Algo debe de pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia entera. Dentro hay personas que no conozco todavía, y todas las aventuras, hazañas y peleas posibles... y a veces se producen tormentas en el mar o se llega a países o ciudades exóticos. Todo eso está en el libró de algún modo. Para vivirlo hay que leerlo, eso está claro. Pero está dentro ya antes. Me gustaría saber de qué modo.»"
3. "No le gustaban los libros en que, con malhumor y de forma avinagrada, se contaban acontecimientos totalmente corrientes de la vida totalmente corriente de personas totalmente corrientes. De eso había ya bastante en la realidad y, ¿por qué había que leer además sobre ello? Por otra parte, le daba cien patadas cuando se daba cuenta de que lo querían convencer de algo. Y en esa clase de libros, más o menos claramente, siempre lo querían convencer a uno de algo.
Bastián prefería los libros apasionantes, o divertidos, o que hacían soñar; libros en los que personajes inventados vivían aventuras fabulosas y en los que uno podía imaginárselo todo.
Porque eso sabía hacerlo..., quizá fuera lo único que realmente sabía hacer: imaginarse algo tan claramente que casi podía verlo y oírlo. Cuando se contaba a sí mismo sus historias, a menudo olvidaba todo lo que le rodeaba y se despertaba sólo al final, como de un sueño. ¡Y aquel libro era exactamente de la misma clase que sus propias historias! Al leerlo, no sólo había oído el rechinar de los gruesos troncos y el rugido del viento en las copas de los árboles, sino también las distintas voces de los cuatro extraños mensajeros, y hasta se había imaginado percibir el olor del musgo y del suelo del bosque."
4. "A quien llega tarde al colegio, el mundo que lo rodea le parece siempre muerto."
5. "-Nunca me has hablado así, Ártax -dijo asombrado Atreyu-. ¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo?
-Es posible -contestó Ártax-. A cada paso que damos, la tristeza de mi corazón aumenta. Ya no tengo esperanzas, señor. Y me siento cansado, tan cansado... Creo que no puedo más.
-¡Pero tenemos que seguir! -exclamó Atreyu-. ¡Vamos, Ártax!
Le tiró de las riendas, pero Ártax se quedó inmóvil. Se había hundido ya hasta el vientre. Y no hacía nada por librarse.
-¡Ártax! -gritó Atreyu-. ¡No puedes abandonar ahora! ¡Vamos! ¡Sal de ahí o te hundirás!
-¡Déjame,-señor! -respondió el caballito-. No puedo soportar más esta tristeza. Voy a morir.
Atreyu tiró desesperadamente de las riendas, pero el caballito se hundía cada vez más. Atreyu no podía hacer nada. Cuando, finalmente, sólo la cabeza del animal sobresalía ya del agua negra, Atreyu la cogió entre sus brazos.
-Yo te sostendré, Ártax -le dijo al oído-, no dejaré que te hundas.
El caballito relinchó una vez más suavemente.
-No puedes ayudarme, señor. Estoy acabado. Ninguno de los dos sabíamos lo que nos esperaba. Ahora sabemos por qué el Pantano de la Tristeza se llama así. La tristeza me ha hecho tan pesado que me hundo. No hay escapatoria."
6. -¡Moriremos todos! -gritó Atreyu-. ¡Todos!
-Mira, pequeño -respondió la Morla-, ¿qué nos importa? Nada tiene importancia ya para nosotras. Todo da lo mismo, exactamente lo mismo.
-¡También tú serás aniquilada, Morla! -gritó Atreyu furioso-. ¡También tú! ¿O es que crees que, por ser tan vieja, sobrevivirás a Fantasia?
-Mira -gorgoteó la Morla-: somos viejas, pequeño, demasiado viejas y hemos vivido bastante. Hemos vivido demasiado. Para quien sabe tanto como nosotras nada es importante ya. Todo se repite eternamente: el día y la noche, el verano y el invierno..., el mundo está vacío y no tiene sentido. Todo se mueve en círculos. Lo que aparece debe desaparecer, y lo que nace debe morir. Todo pasa: el bien y el mal, la estupidez y la sabiduría, la belleza y la fealdad. Todo está vacío. Nada es verdad. Nada es importante.
Atreyu no supo qué responder. La mirada gigantesca, oscura y vacía de la Vetusta Morla paralizaba su mente. Al cabo de un rato la oyó hablar de nuevo:
-Eres muy joven, pequeño. Nosotras somos viejas. Si fueras tan viejo como nosotras sabrías que no hay nada más que tristeza. Mira: ¿por qué no hemos de morir tú, yo, la Emperatriz Infantil, todos, todos? Todo es sólo una apariencia, un juego en la Nada. Todo da exactamente lo mismo. Déjanos en paz, pequeño, y vete.
7. "A. « Todo una vez solamente acontece
y una vez sí deberá suceder.
Lejos, allí donde el campo florece,
debo morir y desaparecer...»
«Si quieres hablarme en secreto,
recita un poema completo.
Aquello que no escucho en verso
lo entiendo de un modo diverso...»
B. «En verso, si lo prefieres,
quisiera saber quién eres.»
A. «¿Quieres saber quién es quien?
Yo te comprendo muy bien.»
«Gracias amigo, cuyo esfuerzo presencio.
Bienvenido seas del modo más serio.
Yo soy Uyulala, la voz del silencio,
voz del Palacio del Profundo Misterio.»
B. «Dime, Uyulala, ¿me oyes todavía?
No puedo verte y bien me gustaría.»
A. «Nunca ha ocurrido que alguien me viera.
Soy un latido siempre a la espera.»
B. «¿Así que eres invisible?
¿O eres también insensible?»
A. «Sí y no y cara y cruz, según y cómo se mire.
Nunca aparezco a la luz para que nadie se admire.
Mi cuerpo es acento y tono
pero solamente audible,
y esta voz con que razono
es mi único ser posible.»
B. No sé si te entiendo bien.
Tu figura, ¿es sólo ruido?
Y, cuando cesa el sonido,
¿entonces ya no eres quién?»
A. «Cuando la canción acabe, a mí me sucederá
lo que todo el mundo sabe que un día le pasará.
Así son las cosas, hijo, aquí acaba el acertijo.
¡Muy pronto me ocurrirá!»
B. «¿Por qué estás tan triste? Te tengo cariño.
Eres aún muy joven. Tienes voz de niño.»
A. «Pronto me iré con el viento.
Soy sólo una voz que gime.
El tiempo dura un momento,
de modo que dime, dime:
quiero saber qué te oprime.»
8. "Y nada da un poder mayor sobre los hombres que las mentiras. Porque esos hombres, hijito, viven de ideas. Y éstas se pueden dirigir. Ese poder es el único que cuenta. Por eso yo también he estado al lado del poder y lo he servido, para poder participar de él... aunque de una forma distinta que tú y tus iguales.
-¡Yo no quiero participar de él! -balbuceó Atreyu.
-Calma, pequeño necio -gruñó el hombre-lobo-. En cuanto te llegue el turno de saltar a la Nada, serás también un servidor del poder, desfigurado y sin voluntad. Quién sabe para qué les servirás. Quizá, con tu ayuda, harán que los hombres compren lo que no necesitan, odien lo que no conocen, crean lo que los hace sumisos o duden de lo que podría salvarlos. Con vosotros, pequeños fantasios, se harán grandes negocios en el mundo de los hombres, se declararán guerras, se fundarán imperios mundiales...
Gmork contempló al muchacho un rato con los ojos semicerrados, y luego añadió:
-También hay una multitud de pobres zoquetes, los cuales, naturalmente, se consideran a sí mismos muy inteligentes y creen estar al servicio de la verdad..."
9. "La belleza puede ser horrible..."
10. "Ya no sabía quién era ni cómo se llamaba, cómo había llegado hasta allí ni qué buscaba. Estaba lleno de asombro, pero no sentía preocupación alguna."
11. "El horror pierde su encanto cuando se repite mucho."
12. "-Sólo su verdadero nombre hace reales a todos los seres y todas las cosas -dijo ella-. Un nombre falso lo convierte todo en irreal. Eso es lo que hace la mentira."
13. "Se puede estar convencido de querer algo -quizá durante años-, si se sabe que el deseo es irrealizable. Pero si de pronto se encuentra uno ante la posibilidad de que ese deseo ideal se convierta en realidad, sólo entonces se desea una cosa: no haberlo deseado."
14. "-¿Por qué está todo tan oscuro, Hija de la Luna? -preguntó.
-Los comienzos son siempre oscuros, Bastián.
-Quisiera que siempre fuera así -dijo él.
-Siempre es sólo un momento -respondió ella."
15. "-¡Ay! -balbuceó Bastián-, pensé... pensé que estabas petrificado.
-Lo estaba -respondió el león-. Muero cada día cuando
cae la noche, y cada mañana despierto de nuevo.
-Yo creí que era para siempre -explicó Bastián.
-Cada vez es para siempre -repuso Graógraman enigmáticamente."
16. "-Señor -dijo luego-, ahora sé que mi muerte da la vida y mi vida la muerte, y que ambas cosas son buenas. Ahora comprendo el sentido de mi existencia. Gracias."
17. " -Los caminos de Fantasia -dijo Graógraman- sólo puedes encontrarlos con tus deseos. Y sólo puedes ir de un deseo a otro. Lo que no deseas te resulta inalcanzable. Eso es lo que significan aquí las palabras «cerca» y «lejos». Y tampoco basta con querer marcharse de un lugar. Tienes que querer ir a otro. Tienes que dejarte llevar por tus deseos."
18. "-Lo hice todo mal -dijo- y lo entendí todo al revés. (...)
Doña Aiuola lo miró largo tiempo.
-No -respondió-, eso no lo creo. Seguiste el camino de los deseos y ese camino nunca es derecho. Diste un gran rodeo, pero era tu camino. ¿Y sabes por qué? Tú eres uno de esos que sólo pueden regresar cuando encuentran la fuente de donde brota el Agua de la Vida. (...) Para llegar hasta él no hay camino fácil. -Cualquier camino que conduzca allí es en definitiva el verdadero."
19. "-¿Tiene que ser así? ¿Tengo que perderlo todo?
-Nada se pierde -dijo ella-. Todo se transforma.
-Pues entonces -dijo Bastián inquieto- quizá debiera apresurarme. No debiera quedarme aquí.
Ella le acarició el pelo.
-No te preocupes. Durará lo que dure. Cuando surja tu último deseo, lo sabrás..."
20. "Los deseos no se pueden provocar ni reprimir a placer. Surgen en nosotros de profundidades más profundas que todas las intenciones, sean buenas o malas. Y surgen inadvertidos."
21. "Sin recuerdos no se puede desear..."
22. "-¡Ay dolor, dolor! -se oyó como un susurro consternado por el valle-. ¡Nuestra fealdad se ha hecho pública! ¡Ay dolor, dolor! ¿Qué ojos son los que nos han visto? ¡Ay dolor, dolor que nosotros mismos nos hayamos visto! Seas quien fueres, instruso cruel, sé compasivo, ten piedad, ¡y aparta esa luz de nosotros!
Bastián se levantó.
-Soy Bastián Baltasar Bux -dijo-. ¿Quiénes sois vosotros?
-Somos los ayayai -fue el sonido que le llegó-¡Los ayayai! ¡Los ayayai! ¡Las criaturas más infelices de Fantasia, eso es lo que somos!
(...) pero aparta esa luz de nosotros y no nos mires. ¡Ten compasión!
-¿Y sois vosotros los que habéis llorado Murhu, el Lago de las Lágrimas?
-Señor -gimieron los ayayai-, es tal como tú lo dices. Sin embargo, moriremos de vergüenza y horror de nosotros mismos si nos sigues obligando a permanecer bajo tu luz. ¿Por qué aumentas nuestros padecimientos de una forma tan cruel? Nada te hemos hecho y nunca hemos ofendido a nadie con nuestra vista.
(...) -Quisiera hablar con vosotros -dijo Bastián-. Quiero ayudaros.
Casi se sentía enfermo de asco y lástima de aquellas criaturas de la desesperación.
(...) -Ay -lloriquearon las voces lastimeras-, ¿quién puede ayudarnos?
(...) Vivimos en las profundidades sin luz de la Tierra -le llegó el murmullo de un coro de muchas voces-, para ocultar nuestro aspecto del sol. Allí lloramos continuamente nuestra existencia y lavamos con nuestras lágrimas la plata indestructible de la roca primitiva, con la que fabricamos la filigrana que has visto. Sólo en las noches más oscuras nos atrevemos a salir a la superficie y esas cavernas son nuestra salida. Aquí arriba montamos lo que hemos preparado abajo. Y precisamente esta noche era suficientemente oscura para evitarnos nuestra propia vista. Por eso estamos aquí. Con nuestro trabajo intentamos desagraviar al mundo por nuestra fealdad y encontramos en ello algún consuelo.
-¡Pero vosotros no podéis evitar ser como sois! -dijo Bastián.
-Hay muchas clases de culpa, ay -respondieron los ayayai-: por acción, por pensamiento... La nuestra es por existir.
-¿Cómo puedo ayudaros? -preguntó Bastián casi llorando de lástima..."

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