sábado, 25 de abril de 2015

9. Cometas en el Cielo - Khaled Hosseini.

1. —Dijo: «Tengo mucho miedo.» Y yo le pregunté: «¿Por qué?», y ella respondió: «Porque soy profundamente feliz, doctor Rasul. Una felicidad así asusta.» Le pregunté por qué y dijo: «Sólo te permiten ser así de feliz cuando están preparándose para llevarse algo de ti»...
2. Siempre duele más tener y perder que no tener de entrada.
3. Un muchacho que no es capaz de defenderse por sí mismo se convierte en un hombre que no sabe hacer frente a nada.
4. —Ya veo que América te ha infundido el optimismo que tan grande la ha hecho. Eso está muy bien. Los afganos somos gente melancólica, ¿verdad? Nos sumimos con excesiva frecuencia en el ghamkhori y sentimos lástima por nosotros mismos. Nos rendimos a la pérdida, al sufrimiento, lo aceptamos como un hecho de la vida, lo vemos incluso como necesario. «Zendagi migzara», decimos, la vida continúa.
5. —Agha, ¿sabes qué hizo el mullah Nasruddin cuando su hija se quejó de que su marido le había pegado?
—¿Qué?
—Pues que le pegó también, y luego la envió de vuelta a su marido para que le dijese que él no era tonto: que si aquel bastardo seguía pegando a su hija, el mullah, a cambio, pegaría a su mujer.
—¿Sabes qué le pasó al mullah una vez que se cargó a la espalda un saco muy pesado y luego se montó en su burro? —le pregunté.
—No.
—Pues que alguien que pasaba por la calle le dijo que por qué no cargaba el saco directamente en el burro. Y él respondió que eso sería una crueldad, que él ya pesaba bastante para la pobre bestia.
6. Con el tiempo he descubierto que lo que dicen del pasado, que es posible enterrarlo, no es cierto. Porque el pasado se abre paso a zarpazos.
7. ...sólo existe un pecado, sólo uno. Y es el robo. Cualquier otro pecado es una variante del robo. ¿Lo comprendes?
Cuando matas a un hombre, le robas la vida —dijo Baba—, robas el marido a una esposa y el padre a unos hijos. Cuando mientes, le robas al otro el derecho a la verdad. Cuando engañas, robas el derecho a la equidad.
No existe acto más miserable que el robo —dijo Baba—. El hombre que toma lo que no es suyo, sea una vida o una rebanada de naan..., maldito sea.
8. —Lo sé, lo sé. Pero siempre está enterrado entre esos libros o dando vueltas por la casa como si estuviese perdido en algún sueño.
—¿Y?
—Yo no era así. —Baba parecía frustrado, casi enfadado.
Rahim Kan se echó a reír.
—Los niños no son cuadernos para colorear. No los puedes pintar con tus colores favoritos.
9. —La defensa propia no tiene nada que ver con la maldad.
10. Pero a pesar de su analfabetismo, o tal vez debido a él, Hassan se sentía arrastrado por el misterio de las palabras, seducido por aquel mundo secreto que le estaba prohibido.
11. «Duele decirlo —aseguró, encogiéndose de hombros—. Pero es mejor resultar herido por la verdad que consolarse con una mentira.»
12. —Quiero preguntarle una cosa a este hombre —dijo Baba. Se lo dijo a Karim, pero tenía la mirada fija en el soldado ruso—. Pregúntale dónde tiene la vergüenza.
Hablaron.
—Dice que esto es la guerra. Que en la guerra no hay vergüenza.
—Dile que se equivoca. Que la guerra no niega la decencia. Que la exige, más incluso que en tiempos de paz.
13. América era un río que descendía con gran estruendo, inconsciente del pasado. Y yo podía vadear ese río, dejar que mis pecados se hundieran en el fondo, dejar que las aguas me arrastraran hacia algún lugar lejano. Algún lugar sin fantasmas, sin recuerdos y sin pecados.
14. Quiero alejarme de este lugar, de esta realidad, izarme como una nube y desaparecer flotando, fundirme con esta húmeda noche de verano y disolverme en algún lugar lejano, por encima de las montañas. Pero estoy aquí, mis piernas son como bloques de hormigón, mis pulmones están vacíos de aire, me arde la garganta. No puedo marcharme flotando. Esta noche no habrá otra realidad.
15. Eres un cobarde. Así te hicieron. Y eso no es tan malo, porque, al fin y al cabo, lo cierto es que nunca te has engañado a ese respecto. Ser cobarde no tiene nada de malo mientras vaya acompañado de la prudencia. Pero cuando el cobarde deja de recordar quién es..., que Dios lo ayude.»
16. El hombre sin conciencia, sin bondad... no sufre.
17. En eso, creo, consiste la auténtica redención, Amir jan: en el sentimiento de culpa que desemboca en la bondad.
18. La perspectiva es un lujo que sólo pueden permitirse las mentes que no están atormentadas por un enjambre de demonios.
19. Sería erróneo decir que Sohrab era tranquilo. Tranquilidad es paz, calma, bajar el «volumen» de la vida.
El silencio es pulsar el botón de «off». Apagarlo. Todo.
El silencio de Sohrab no era el silencio que alguien se impone a sí mismo por determinadas convicciones, ni el de los manifestantes que reivindican su causa sin pronunciar palabra. Era el silencio de quien se ha refugiado en un escondrijo oscuro, de quien se ha hecho un ovillo y se ha ocultado.

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