domingo, 21 de junio de 2015

16. Canción de Hielo y Fuego - Tormenta de Espadas - George R. Martín.

1. «Muertos, todos están muertos menos yo, y yo estoy muerto para el mundo.»
2. El amor no siempre es sabio, lo sé. Puede llevarnos a cometer locuras, pero seguimos a nuestros corazones... allí a donde nos lleven. Ya te he perdonado. Sé lo que es amar tanto que no puedes pensar en otra cosa.
3. —Estoy desconcertado —tuvo que reconocer Tyrion—. Creía que Robb Stark tenía más sentido común.
—Es un muchacho de dieciséis años —dijo Lord Tywin—. A esa edad el sentido común importa poco, comparado con la lujuria, el amor y el honor.


4. —A veces, los más grandes estúpidos son más astutos que los que se ríen de ellos...
5. Cualquiera que se interponga entre un hombre y su venganza pide la muerte a gritos.
6. Dile que los Inmaculados tienen algo mucho mejor que la fuerza. Tienen disciplina.
7. En todo hombre habita una bestia salvaje, y cuando ponéis en la manode ese hombre una espada o una lanza y lo mandáis a la guerra, la bestia revive.
8. —Te escondes detrás de la cortesía como si fuera la muralla de un castillo.
—La cortesía es la armadura de una dama —dijo Sansa, como le había enseñado siempre su septa.
9. «Está tan asustado como yo», se dio cuenta Sansa. Tal vez eso la debería hacer sentir más predispuesta hacia él, pero fue todo lo contrario. Lo único que sintió fue pena, y la pena supone la muerte del deseo.
10. -Abrid los ojos, ser caballero.
—¿Qué queréis que vea?
—Cómo está hecho el mundo. La verdad está a vuestro alrededor, es evidente para cualquiera. La noche es oscura y alberga cosas aterradoras; y el día es luminoso, bello y esperanzador. La una es negra; el otro, blanco. Hay hielo y también hay fuego. Odio y amor. Amargura y dulzura. Masculino y femenino. Dolor y placer. Invierno y verano. Mal y bien. —Dio un paso hacia él—. Muerte y vida. Miréis hacia donde miréis, opuestos. Miréis hacia donde miréis, la guerra.
—¿La guerra? —preguntó Davos.
—La guerra —afirmó ella—. Hay dos, Caballero de la Cebolla. Ni siete, ni uno, ni cien ni un millar. ¡Dos!
11. —Recordad. Para ir al norte, tenéis que viajar hacia el sur. Para llegar al oeste, debéis ir al este. Para avanzar, debéis retroceder, y para tocar la luz debéis pasar bajo la sombra.
12. —No hay muro que pueda darte seguridad —le había dicho en cierta ocasión su padre mientras recorrían las murallas de Invernalia—. Cualquier muro es sólo tan fuerte como los hombres que lo defienden.
13. A veces creo que todos nos hacemos los valientes y ninguno lo somosde verdad. A lo mejor si finges que eres valiente te haces valiente.
14. La derrota es una enfermedad que se cura con una victoria posterior.
15. —Jaime —susurró Brienne con voz tan queda que pensó que estaba soñando—. Jaime, ¿qué hacéis?
—Morirme —susurró a su vez.
—No —dijo ella—. No, tenéis que vivir.
Le hubiera gustado echarse a reír.
—Dejad de decirme lo que tengo que hacer, moza. Me moriré si me place.
—¿Tan cobarde sois?
El mero sonido de la palabra lo conmocionó.
—¿Qué puedo hacer, aparte de morir?
—Vivir —replicó—. Vivir, pelear y vengaros.
16. - Si Rhaegar hubiera sido feliz con su esposa no habría buscado a la Stark.
—Es posible, Alteza. —Barbablanca hizo una pausa—. Pero no estoy seguro de que en la naturaleza de Rhaegar cupiera ser feliz.
—Lo describís como un amargado —protestó Dany.
—No, amargado no es la palabra. Tal vez... melancólico. Una nube demelancolía perseguía al príncipe Rhaegar, como una sensación de... —El anciano titubeó de nuevo.
—Hablad —lo apremió ella—. ¿Una sensación de qué?
—Tal vez de predestinación. Una predestinación funesta. Nació con dolor, mi reina, y todos los días de su vida pendió una sombra sobre él.
17. —A veces, hasta los hombres más valientes se ciegan cuando les da miedo ver algo.
18. —Los dioses hicieron la tierra para que todos los hombres la compartieran. Pero luego vienen los reyes con sus coronas y susespadas de acero y dicen que todo es suyo. -"Los árboles son míos, dicen, no os podéis comer las manzanas. El arroyo es mío, aquí no podéis pescar. El bosque es mío, nada de cazar. Mi tierra, mi agua, mi castillo, mi hija... No les pongas las manos encima o te las corto, pero a lo mejor si te arrodillas delante de mí te dejo que lo olisquees."- Decís que somos ladrones, pero al menos un ladrón tiene que ser valiente, astuto y rápido. Para arrodillarse sólo hacen falta rodillas.
19. La vida es calor, y el calor es fuego, y el fuego es de Dios, sólo de Dios.
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20. «Bueno, en realidad la muerte es algo así como una sima sin fondo —pensó—, y cuando termine este día, mi nombre quedará envuelto en sombras para siempre.»
21. Todo el mundo quiere algo, Alayne, y cuando uno sabe qué quiere un hombre sabe quién es y cómo manejarlo.
22. —«Todo tiene raíces en el pasado, en nuestras madres, en nuestros padres y en los padres de nuestros padres. No somos más que marionetas, nos mueven los hilos de los que nos precedieron, y algún día nuestros hijos tendrán que bailar como les dicten nuestros hilos»—.
23. En cierta ocasión el rey Jaehaerys me dijo que la locura y la grandeza no son más que dos caras de la misma moneda.
24. El fuego del Señor vive en mí, Jon Nieve. Siéntelo. —Le cogió la mano y se la llevó a la mejilla, y la mantuvo allí para que percibiera su calor—. Así debe ser la vida —le dijo—. Sólo la muerte es fría.
25. La justicia, por dura que sea, sigue siendo justicia.»
26. —La belleza puede ser traicionera.
27. —Durante el combate un hombre nunca es tan vulnerable como cuando huye — había dicho Lord Eddard a Jon en cierta ocasión—. Un hombre que huye es para un soldado como un animal herido. Le provoca sed desangre.
28. Un guerrero que no conocía el miedo. «Y ése era su gran fallo —añadía—, porque todos los hombres deben conocer el miedo.»
29. Todo hombre tiene derecho a la venganza.
30. Las guerras no se ganan sólo con lanzas y con espadas, ser. Ese héroe insufla valor en los corazones de los suyos y planta en los de los nuestros las semillas de la incertidumbre.
31. —El hombre que teme a la batalla no consigue victorias, ser.
32. —Cuando los cobardes se esconden detrás de las murallas son ellos los derrotados, khaleesi —dijo Ko Jhogo.
33. Cuando el rey ríe, la corte entera ríe con él...
34. Tyrion se agarró del brazo de Sansa e hizo el recorrido andando peor que nunca sobre las piernas torcidas. Sentía todos los ojos clavados en él, picoteándole la nueva cicatriz que lo había dejado aún más feo que antes. «Que miren —pensó mientras se subía a su asiento—. Que miren y murmuren cuanto quieran hasta hartarse, no me voy a esconder para darles un gusto.»
35. - Joffrey, cuando tus enemigos te desafíen debes responderles con acero y fuego. Pero, cuando se pongan de rodillas, debes ayudarlos a levantarse. De lo contrario nadie volverá a arrodillarse ante ti. Y si alguien tiene que decir «yo soy el rey», es que no es el rey.
36. —No lo sabía nadie excepto los que tenían que intervenir en algún sentido. E incluso a ésos se les dijo sólo lo que necesitaban saber. A estas alturas ya deberías saber que es la única manera de guardar un secreto...
37. —Una hormiga que oyera las palabras de un rey tal vez no comprendería qué dice —replicó Melisandre—, y todos los hombres somos hormigas ante el rostro llameante de dios. Si alguna vez he confundido una advertencia con una profecía o una profecía con una advertencia, la culpa es del lector, no del libro.
38. - Los hombres pequeños maldicen lo que no alcanzan a comprender.
39. A veces los vientos tormentosos son tan fuertes que el marinero no tiene más remedio que recoger velas.
40. Ahora eres muy grande, pero cuanto más alto está un hombre desde más arriba cae.
41. —Sólo un hombre que se muere de hambre suplica pan a un mendigo.


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